Más de la mitad de los adolescentes no están contentos con su cuerpo. Y, además, entre los chicos el descontento ha subido mucha más en los últimos años.
Durante mucho tiempo, hablar de presión o violencia estética era casi sinónimo de chicas: dietas, operación bikini, piel perfecta, maquillaje… Pero los datos actuales son claros: ellos también están atrapados en exigencias corporales imposibles.
Muchas familias lo ven como un problema puntual de su hijo. Pero lo que parece algo individual es, en realidad, un fenómeno colectivo, silencioso y con consecuencias profundas en su bienestar.
Los datos hablan claro
Según la Encuesta FRESC (Agència de Salut Pública de Barcelona, 2021):
– Más del 50% de adolescentes (de ambos sexos) no está satisfecho con su cuerpo.
-El aumento más brusco lo protagonizan los chicos: +19% desde 2016.
– El 39% de los chicos reconoce haber sufrido discriminación por su aspecto físico en la escuela.
Y si añadimos el Informe de la Fundación ANAR y Mutua Madrileña (2023-24): más de la mitad de los casos de acoso escolar tienen que ver con la apariencia física.
En resumen: el cuerpo abre puertas… o las cierra.
¿Por qué pasa esto? Causas principales de la presión estética en chicos adolescentes
Redes sociales y espejos digitales
TikTok, Instagram, Snapchat… no solo muestran: imponen.
Cuerpos filtrados, abdominales a todas horas, cortes de pelo “normativos”. Y ojo, que hablamos de chavales de 13 o 14 años (o menos) comparándose con influencers de 25.
El ideal masculino en redes y cultura pop
Del Apolo griego a los superhéroes de Marvel: fuerte, simétrico, viril.
Hoy la expectativa es doble: ser emocionalmente indestructible y visualmente impecable.
La industria de la estética masculina
Cosmética “for men”, cirugías para marcar mandíbula, tratamientos faciales exprés.
El mensaje es directo: si no eres lo bastante masculino, no eres suficiente.
El cuerpo como símbolo de aceptación social
Para muchos, estar cachas equivale a ser respetado.
El cuerpo se convierte en armadura. Pero ya sabemos lo que pasa con las armaduras: pesan. Y detrás de esos bíceps forzados muchas veces solo hay miedo, inseguridad y un deseo enorme de que alguien te diga: “oye, vales así, sin más”.
No es una moda pasajera
Antes ir a la pelu era un trámite. Hoy el corte de pelo es identidad y estatus.
Antes el gimnasio era salud. Hoy es competición y validación.
La presión estética en chicos adolescentes es constante, casi invisible. Y deja huella en su autoestima, en su salud mental y en la manera en que se relacionan con los demás.
Una amiga me contó que su hijo de 15 años le dijo: “Si no subo fotos del gym, mis colegas me rayan”. Eso lo resume todo.
¿Qué hacemos con todo esto?
Nombrarlo. Basta ya de pensar que la presión estética es “cosa de chicas”.
Poner datos sobre la mesa. Que familias, profesorado y responsables políticos lo vean claro.
Abrir la conversación. En casa, en el aula, en los medios. La única manera de desactivar un canon es cuestionarlo.
Recursos y propuestas
Me ha costado encontrar libros, cómics o cuentos que hablen directamente de presión estética masculina. Si conoces alguno, ¡dímelo! De momento recomiendo Pubertad Positiva para chicos, que abre conversaciones necesarias.
Lo que viene
Este es solo el primero de una serie de artículos sobre presión estética en chicos.
El próximo: cómo se manifiesta en sus rutinas, del gimnasio a la barbería.
Después: claves prácticas para familias y escuelas.
Y, por supuesto, en mi charla para profesionales y familias sobre presión estética también abordo estas cuestiones, con propuestas concretas para acompañar de verdad a los adolescentes. Porque si queremos estar a su lado, toca hablar también de esto.
En Charla sobre presión estética en adolescentes tienes más información.